El entrenador personal Dr. Aitor Zabaleta-Korta, experto en entrenamiento de fuerza y docente, asegura que se pueden lograr importantes mejoras si se cuenta con la ayuda y conocimientos necesarios.
A pesar de que correr es una de las actividades más sencillas y accesibles a la hora de comenzar a hacer ejercicio, no se reduce simplemente a calzarse las zapatillas y salir a recorrer unos cuantos kilómetros. Si te estás planteando darle una oportunidad al running hay algunas cuestiones que debes tener en cuenta para que puedas practicar esta apasionante modalidad deportiva con total confianza.
Sobre todo si, como es el caso de nuestro protagonista, su principal ocupación es el entrenamiento de fuerza. Y es que, de dónde venimos, cuáles son nuestras circunstancias y qué objetivos tenemos son aspectos a contemplar. No es lo mismo preparase para una carrera, que convertirse en un atleta híbrido o pretender perder peso. Del mismo modo que no es lo mismo tener una cierta base que venir directamente del sofá.

La experiencia en el running de un experto en entrenamiento de fuerza
“Llevo dos meses corriendo y estas son las tres cosas más importantes que tienes que tener en cuenta si quieres empezar a correr”, afirma Aitor Zabaleta-Korta, doctor en ciencias del deporte y entrenador personal.
“En primer lugar, el impacto es tu enemigo. La mayor parte de corredores en algún momento de su vida sufren algún tipo de lesión por estrés repetido. ¿Esto qué significa? Que si eres principiante y no estás adaptado al impacto de la carrera lo vas a pasar muy mal. No digo que el impacto sea malo, sólo, si no estás adaptado. Mi consejo es invertir en una buena zapatilla. Y en mi caso, aún tengo molestias en rodillas y pies”, explica.
Y no le falta razón al experto ya que el running puede ser una disciplina muy lesiva debido al elevado nivel de impacto, como certifican sendas investigaciones publicadas en Saudi Journal of Sports Medicine, The American Journal of Sports Medicine y Journal of Athletic Training. Y no sólo por lesiones asociadas al estrés, ya que también se resienten las articulaciones y la musculatura puede dar muchos quebraderos de cabeza.
“Para regular el impacto y aprender bien es importante que tengas un entrenador o conocimientos básicos sobre cómo gestionar la carga en la carrera. De este modo correr es algo más fácil y en mi caso, gracias a mi entrenador, he mejorado mi ritmo por kilómetro 15 segundos en menos de dos meses”, añade el experto.
“Y finalmente -concluye- si vas al gimnasio asume que no puedes ser el mejor en las dos categorías. Tendrás que elegir cuál vas a priorizar para que una de ellas pase a un segundo plano. Si, como yo, eres un gym bro, tienes que asumir que nunca harás más de dos o tres sesiones a la semana de carrera. Y a esto hay que sumarle que seguramente en esas sesiones no rendirás tan bien como si tu foco principal fuera correr. Y no pasa nada por esto porque puedes conseguir un buen rendimiento. Yo estoy mejorando mucho, pero recuerda que nunca serás todo lo bueno que podrías llegar a ser si no fueras al gimnasio”.
Y la realidad es que está en lo cierto. Al final debemos priorizar o ser conscientes de nuestras limitaciones. Se puede correr y ganar músculo. Y se puede fortalecer la musculatura y rendir en carrera. Pero lo más probable es que existan interferencias que no permitan alcanzar nuestro máximo nivel en cada una de las disciplinas si apostamos por ambas vertientes en igualdad de condiciones. El entrenamiento de cardio y el de fuerza son perfectamente compatibles y necesarios, pero que prioricemos o no uno u otro dependerá de nuestros objetivos e incluso gustos.
